lunes, 29 de agosto de 2011

Cuenta de Facebook desactivada

Ya me han desactivado otra vez estos de Facebook la cuenta. ¿Por qué será?

¿Por qué cojones no la borran en vez de desactivarla? ¿Hay vida después del Facebook?

Pero sigo teniendo una, siempre tengo dispuesta una opción B, aunque claro, no tengo apenas contactos agregados, ni son los mismos que tenía antes.

http://www.facebook.com/sumisoalicante






sábado, 27 de agosto de 2011

Mi forma de sentir el sexo y la pareja

No digo que se comparta mi forma de sentir, pero si que se comprenda.

No follo desde hace ya varios años. Desde que terminó una turbulenta relación allá por el 2005. Pero es que últimamente tampoco era yo de mucho follar. ¿Que si difruto con el sexo? Pues claro que si, supongo que como cada hija o hijo de vecino. Pero lo hago desde una manera más íntima, más personal, y siempre busco una relación que vaya más allá del sexo.

Una relación de pareja conmigo no es nada fácil. Y supongo que no lo es porque no es tampoco nada fácil para mi encontrar a una media naranja con la que pueda complementar mis sentimientos. Me explico. No soy nada celoso excepto cuando se trata de temas que tocan el corazón. Siempre lo he dicho, los cuernos no se ponen con los atributos de la entrepierna, si no con el coraón, con los sentimientos. Yo puedo tener -que no poseer- una mujer, una novia -una pareja al fin y al cabo- que mantiene relaciones sexuales completas con otros hombres, pero su coraón ser mio. Solo mio (ahí sí: poseer). Y encontrar a una mujer, novia o pareja que te siga siendo fiel sentimentalmente después de haber "catado" otros atributos  masculinos aparte del mío es lo dificil.


Gracias a una Diosa por sus comentarios sobre mi

A veces uno recibe comentarios en el email personal. Comentarios muy amables y muy alagadores. Como el que acabo de recibir de una Diosa (no me lo merezco) que me ha dicho que ha visto mi blog y que le parezco un sumiso "muy interesante". No me lo merezco, de verdad. No me merezco sus palabras por las que le estoy muy agradecido de verdad. Con sinceridad.

A Ella le quiero dedicar este video.



martes, 23 de agosto de 2011

Cornudo recibe a su corneador

En qué momento se me ocurrió decirle a mi novia que quería ser su sumiso cornudo.

De eso ya hace algún tiempo. Yo tendría unos 25 años, y ella, Patricia, unos 20 o 21. La conocí muy "fogosa", esa es la verdad. La misma tarde de conocernos ya estábamos liados sobre la mesa de un billar, en un local justo enfrente de su casa. Para que después del polvo -yo, que buscaba una relación mas o menos seria y estable- tuve que rogarle casi las cienmil veces que saliéramos juntos.

Tras varios encuentros en dias distintos y en los que solo nos dedicábamos a follar lo conseguí. Y ya éramos novios formales. ¿Pero a cuantos no se follaría mientras pensaba darme el "si"?. Esa mujer, manchega para más señas, me volvía loco.

Conoció desde el principio (porque yo se lo hice saber) mi condición de cornudo sumiso. Y no desaprovechó la ocasión. Beneficiándose desde el primer momento cuanto hombre se le puso por delante con mi aprobación y consentimiento. Y a otros tantos que no me enteré hasta más tarde.

Recuerdo una humillación muy grande que me hizo pasar delante de mis compañeros de trabajo. Yo en aquel entonces era comercial de una conocida editorial, y justo una noche en la que despedíamos a nuestro delegado que se iba de vacaciones a su ciudad natal, Zaragoza, acordamos reunirnos todos los compañeros cada uno con su pareja para cenar en casa de uno de los jefes de grupo, y también el delegado que se marchaba, Manuel.

Tras la cena, la bebida, la alegría generalizada, en eso que Manuel se levantó para despedirse porque tomaba la carretera y no quería abusar de la bebida y queríaa salir pronto. Y mientras nos despedíamos entre bromas preguntó Manuel en voz alta: ¿Quién se quiere venir conmigo? ¿Añguien se quiere venir conmigo?.

Hubieron unos segundos de silencio pero mi novia Patricia respondió: "Yo. Yo me quiero ir contigo".

Y ni corta ni perezosa se levantó y s emarchó con él ante mi estupefacción y la de mis compañeros.

Tardaron un buen rato. Lo justo para echar un polvo impresionante en el impresionante coche de mi jefe. Yo no sé si me puse celoso, me excité, me sentó mal, o simplemente no me sentó. Lo cierto es que llegué a pensar que incluso se habían ido juntos a Zaragoza