sábado, 19 de diciembre de 2020

A los pies de una Diosa


Puse un anuncio en una web de clasificados buscando chicas Dominantes para grabar videos FemDom. Lo hice esta vez convencido de encontrar por fin a la persona ideal, a la Mujer Dominante que estaba buscando convencida no solo de la necesidad de producir videos de temática FemDom en español si no también con ganas de pasarlo bien humillando a un sumiso patético como yo.

Me contestó a los pocos dias una chica de mi localidad, Lady Beatrix. Tras intercambiar unas palabras por whatsapp y las consabidas presentaciónes nos dimos cuenta de nuestra afinidad y por nuestros gustos y deseos tan similares por lo que convenimos en quedar para conocernos.

Me presenté donde Ella me indicó con absoluta puntualidad, ya que llegar minutos antes o minutos después hubiera sido una falta de respeto.

Me recibió vestida con un pantalón vaquero muy ajustado y una camiseta. Era una Diosa para mi, bellísima, un ser inalcanzable para un sumiso pajillero y perdedor como yo, y yo era consciente de ello en todo momento. Me saludó con total cordialidad y me invitó a pasar aunque yo solo me atreví a darle la mano tímidamente. Su mirada me abrumaba y yo sólo sabía bajar la vista cada vez que me miraba.

Tras el breve saludo el tono de su voz no perdió la cordialidad pero empezó a ser más contundente ordenándome:
- Pasa al salón. DEja tus cosas en la mesa y desnúdate que yo te vea.


Así lo hice mientras un nerviosismo desconocido en mi desde hacía tiempo se apoderaba de mi comportamiento. Ella lo notó sobre todo al descubrir que llevaba puesto, como ella me había ordenado antes de acudir a su cita, mi aparato de castidad de silicona rosa aprisionando mi triste pilila.

Esto le hizo soltar una carcajada que provocó en mi un sonrojo importante.

- Que poco hombre eres, -me soltó- eres una maricona que no vales para dar placer a las mujeres. A ver, baila la samba. -Me espetó-

Y asi lo hice, empecé a menear el culo de form ridícula mientras ella se carcajeaba.

- Eres un maricón, lo sabes, -me decía- y ahora me lo vas a demostrar. Pero antes te voy a dar tu merecido.

Me ordenó ponerme cara a la pared con ambos brazos extendidos hacia arriba apoyandome con las palmas de mis manos. Ella sacó una fusta de no sé donde y enoezó a darme primero leves golpecitos en las nalgas y fuertes golpes después, en las nalgas y en las piernas.

Yo no hacia otra cosa que saltar de dolor pero al mismo tiempo me excitaba aquella situación y mi pobre picha estaba deseando salir de su ajustada celda de castidad.

De vez en cuando Ella se reía, y hacía mención a mi aparato de castidad.
- Ahora te vas a comer una polla de verdad, maricona. -Me espetó. Abandonó el salón por un momento y volvió acompañada de un hombre. Era mas o menos de su edad, muy guapo y apuesto.
- Es mi pareja, entiendes puta? Y ahora es tu Amo también. -me dijo mientras soltaba una risita.

El chico sonreia ante la situación y la miraba a ella y a mi a intervalos. Le empezó a desabrochar la correa de los pantalones, los botones y bajó su ropa y sus calzoncillos hasta os tobillos.

-Ahora arrodíllate ante tu Amo, mamona. -Me ordenó.

Y así lo hice. El miembro del chico lucía enhiesto, sonrosado y reluciente. He de admitir que tenía una hermosa polla.

-Vas a adorar esa polla como si en eso te fuese la vida, entientes, puta? -Me ordenó.

Y ahí estaba yo arrodillado como una puta barata, con mi aparato de castidad oprimiendo mi ridícula pilila y mamando una polla de un hombre de verdad.

Entre los gemidos del varón eyáculó en mi boca. Cuando lo hizo mi Ama Lady Beatriz me miró mientras se reía y me soltó un gran bofetón que hizo que ambos empezaran a reirse.

-Anda, puta, escupelo aquí. - Y me hicieron escupir el semen del macho que yo alberganba en mi boca en un plato de plástico que mi Ama luego me aplastó sobre  mi cabeza llenándome de leche del Dominante toda la cara y mi pelo.

-Jajajajajaja. -No paraban de reirse de mi- Ahora quítaré tu parato de castidad y te vas a ese rincón y te la meneas que te queremos ver.-

Y así lo hice, me aparté al rincón donde mi Ama me indicó a menearmela mientras ellos se burlaban.
-Pero ni se te ocurra correrte hasta que no te demos permiso, cerdo!!!-

Así comencé a hacerlo, me la meneaba arrodillado, en una esquina del salón mientras la pareja, tumbada en un sofá, me miraban, se reian de mi y me insultaban. De vez en cuando mi Ama se levantaba y me abofeteaba, o me escupía a la cara o dentro de la boca. A veces me daba instrucciones para menearmela:
- Ahora mas lento. Ahora rápido, ahora para. -Y yo paraba. Y era un sufrimiento para mi estar a punto de correrme y tener que parar por orden de mi Ama. Pero lo hacía, y de pronto soltaban unas carcajadas que me hacían sonrojar una vez más.