Cornudo y humillado

Como siempre que veo uno de estos videos dedicados a cornadas me acuerdo de lo cornudo que yo he sido.

Ahora tengo que decir que no lo soy porque no tengo pareja, y una de las condiciones indispendsbles para ser un cornudo es tener pareja. Y que esa pareja se dedica a fornicar con otros que no soy yo.

Esta condición, es decir no tener pareja, no se cumple actualmente en mi. No tengo pareja estable desde que Vanessa me dejó por otro más joven y con una poya más grande y más trabajadora que la mia, creo que desle el año 1999. Hablo de pareja estable, claro.

Vocación de cornudo sigo teniendo, eso es innato y es muy dificil que desaparezca, y por supuesto anhelo el momento de volver a compartir mi vida, mis ilusiones y mis fantasías más ocultas con una nueva pareja. Esta vez la definitiva.

Cuando logre conocer a esta persona no me cabe la menor duda de que volveré a ejercer de sumiso cornudo pues ese es mi deseo.

Pienso que cuando uno -o una- accede a ser sumiso cornudo lo hace por verdadero amor, por una entrega absoluta a su ser amado. Por un convencimiento íntimo de que realmente los cuernos no se ponen con la entrepierna, si no con el corazón. ver a tu novia o a tu novio foyando como perros con sus amantes, pero verlos volver a casa, al hogar una y otra vez a compartir contigo sus experiencias, sus fantasías, sus frustraciones es uno de los pegamentos más fuertes que existen a la hora de mantener cohesionada una pareja que se ama.

 

Yo que no creo en los códigos de conducta del BDSM, Femdom y esas cosas, sí ue creo en la complicidad y en el compromiso entre dos -o más, por qué no- personas.

Claro que esta es mi opinión, pero quizás también la tuya.