miércoles, 16 de octubre de 2013

Torturando a un esclavo

El dolor físico no es lo mío, llo reconozco. Pero una pequeña dosis de dolor si considero que me merezco, aunque nó sé hasta donde podría aguantar.

He pensado muchas veces que si alguna vez tengo la suerte de servir a un Ama (física y realmente) estableceríamos una palabra de seguridad para que yo pudiese pronunciar en el momento en que la sesión o el trato recibido por mi resultase insoportable.

¿Cuáles son mis límites? Quizás con esta condición -la de establecer una palabra de seguridad- los límites pactados serían muy simples, dejando a mi Ama entera libertad para castigarme o torturarme a su antojo. Mi límite en ese caso sería la palabra de seguridad.

Mi Ama podría abofetearme, escupirme, azotarme, orinarse encima de mi, insultarme, mostrarme humillado ante terceras personas... Solo uan palabra de seguridad, así de simple, para cuando el dolor (solamente el dolor, no la humillación) resultase para mi muy dificil de soportar.

1 comentario:

  1. la eterna droga....el dolor legal es porque es consensuado y altamente satisfactorio.....cuando puedes ver la cara de relax de tu mujer sumado a la sonrisa de un nuevo elemento que vaya sacando y sabes que va a doler mas que el anterior....yo antes huia del dolor ahora jejejeje.... oirla desde el comedor que bien me he quedado mientras te miras las rojeces y los hematoma incipientes...no tiene precio

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Expresa aqui tu opinión siendo respetuoso respetuosa con tus semejantes, aunque yo quedo exento de tu respeto. Puedes humillarme si quieres.