sábado, 11 de octubre de 2014

Respuestas a mis preguntas

Respuestas a mis preguntas, las que me hacía el otro dia y que escribí en mi anterior entrada. "¿Puede un sumiso elegir dejar dde servir, obedecer a su Ama?", entre otras.

Eso es como preguntar "¿Puede alguien dejar dde pagar el préstamo ddel coche?", ó -con diferencias, claro está- "¿puede alguien dejar de cuidar y educar a sus hijos?", "¿Puede alguien dejar al abuelo abandonado en una gasolinera?".

La respuesta a todas las anteriores preguntas es sí. Un sumiso puede dejar de servir a su Ama, de la misma manera que podemos dejar de pagar nuestros plazos o aabandonaar a nuestross sseres máss queridos. Pero seríamos unos bellacos, porque la cuestión reside en el compromiso. Y el respeto.

Es decir, que desde el mismo instante en que asumimos ese compromiso, esa responsabilidad lo estamos haciendo conscientes de sus consecuencias -de otra manera aconsejo no hacerlo, no comprometerse-, y esas decisiones las tomamoss como personas responsables que somos y con las ideas, a mis cincuenta años, bien claritas.

Debo reconocer la suerte que he tenido y que tengo de que Domina Nath me haya acogido en su cuadra de sumisos. Para mi es un verdadero honor -sin falso peloteo, no lo necesito, ni me gusta- ser un sumiso propiedad de una Diosa como Domina Nath. Os lo creáis o no ha subido varios tantos mi autoestima. Y eso a pesar de estar bajo la disciplina de una de las Amas más estrictas, exigentes y despiadadas de las que he podido conocer o tener noticias. A pesar de asumir mi inferioridad con respecto a ella mi acctitud sumisa y servil ya no es estéril ny sirvo a una Mujer que se merece ese respeto y esa devoción que yo le dispendo multiplicada por un billón.

El otro dia como taantos otros dias salí a laa calle. Pero esa misma noche anterior había tenido una conversación máas o menos larga con mi Ama. Pues bueno, ese dia salí buscándola, sin encontrarla, claro. Ese día recuerdo que ante su ausencia buscaba una diosa, una deidad sustituna, un ídolo fantástico que me hiciera creer que ya me encontraba frente a mi Ama. No lo encontré. NI conssuelo tampoco.

Encontré mujeres bellísimas por la calle, paseando, muy jóvenes, altivas, estudiantes, trabajadoras, amas de casa todas guapísimas, lindísimas, con cabellos brillantes y largos, con unas piernas de escándalo, de poster dde carlinga de camionero... Pero no encontré ninguna Diosa como mi Ama.

¿Quréis creer que esto fué lo que respondió mi primera pregunta? ¿Podría yo ddejar dde servir a mi Ama? Claro que podría, pero yo he elegido esto.



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